Tarde de tormenta

Feliz jueves gente bonita!!

Después de un parón tanto de escribir como de leer, vuelvo a publicar un nuevo relato. 

Aprovechando que estoy por casa me pongo ahora y no a la tarde, espero volver a escribir y publicar como hacía. 

Deseo de corazón que os guste y si es así lo compartáis, porque ahora ya es vuestro. 

Sed felices y disfrutad de la lectura.

Elena.

Tarde de tormenta.

Era un sábado por la tarde fuera rugía una tormenta y nosotros estábamos en el sofá mirando una película, relajándonos juntos, la cabeza de él reposaba en mis piernas y yo acariciaba su cabeza suavemente.

Él pasea una de sus manos por mis piernas, arriba y abajo, aunque cada vez era más arriba así que no creo que acabemos de mirar la película.

Eso me gusta, el empezar suavemente, muchas veces no necesitamos hablar, una caricia, un roce o una mirada podía encender el deseo que sentimos el uno por el otro y eso me encantaba, me sentía bien cuando veía en sus ojos lo que sentía por mí, no se escondía y yo tampoco.

Me moví suavemente abriendo un poco más las piernas y él levantó la vista hasta encontrarse con mi mirada y me sonrió pícaro, se giró sin dejar de mirarme y su mano se coló por debajo de la camiseta de tirantes que llevaba hasta llegar a uno de mis pechos, la otra seguía en mi pierna, pero cada vez más arriba.

Le gustaba mirar mi reacción cuando me empiezo a excitar, miraba atentamente mi cara, escuchaba mis jadeos y mis gemidos.

Acariciaba mi pecho y de tanto en tanto pellizcaba mi pezón suavemente, con la otra mano subía hacia mi coño sin llegar a tocarlo y eso me estaba poniendo caliente, muy caliente y él lo sabía.

Intento acariciar tu miembro por encima del pantalón, pero no me dejas, sonriendo acercas tu mano más arriba y ahora sí, me rozas, doy un respingo y se me escapa un jadeo y veo que cada vez estás más excitado.

Apartas el pantalón que llevo y acercas la boca empezando a lamer y chupar sin descanso, me gusta tanto lo que me haces con tu lengua, bueno me gusta todo lo que me haces y punto.

Sigues lamiendo y me escurro un poco más hasta que puedo colar mi mano en tu pantalón y te empiezo a acariciar lento, dejas ir un gemido de gusto y me chupas un poco más fuerte, dejo ir un jadeo y noto que sonríes.

Estás deseando que explote y me corra en tu boca, es algo que te encanta y puedes pasarte el rato que quieras, que hasta que no lo consigues no paras.

Haces que me estire en el sofá para colocarme como tu quieres y ahí ya soy tuya completamente, empiezas a lamer, chupar y mordisquear sin descanso, sin darme tregua alguna, quieres mi orgasmo y estoy en ese punto que se mezcla todo, la falta de respiración, el cosquilleo que me sube por las piernas, mis pechos se tensan y mis piernas empiezan a temblar, tu me sujetas para que no pueda escaparme y ahí llega la explosión, veo estrellas con los ojos cerrados, mi boca deja ir un grito mezclado con tu nombre.

Y ahí estás tu bebiendo todo mi néctar y cuando estás satisfecho y yo sigo notando los efectos del orgasmo subes por mi abdomen dando pequeños besos por mi piel que me provocan escalofríos hasta encajarte entre mis piernas y me penetras de un golpe, mis ojos se abren y miro los tuyos, lentamente acercas tu boca a la mía dándome un beso en el que saboreo mi propio orgasmo y eso me excita aún más.

Entras y sales, suave, pero mis piernas te rodean y te digo que no te contengas, que te dejes ir, que estoy rendida a ti desde el día que te conocí.

Y ahí es cuando tu bombeas rápido, fuerte, sin dejar de mirarme, de besarme, espoleando así mi deseo por ti.

Noto como te tensas, tu verga se hincha, se pone más dura, estás a punto, y mirándote te digo, ahora, déjate ir ahora, conmigo.

Y explotamos, y hemos parado el mundo y solo estamos tu y yo en esa burbuja de euforia mirándonos, sonriéndonos, besándonos.

Fin.