Buenas tardes gente bonita.
En esta tarde calurosa de setiembre os traigo un relato para amenizar el rato y se os haga más amena.
Espero que lo disfrutéis y os guste, y ya sabéis si os gusta podéis compartir...😉
Disfrutadlo, con un ventilador cerca...eso si...🙊
EL HOMBRE DE LA PLAYA.
Se cruzaba cada día con él, no sabía quién era, solo
que cada día desde hacía unos meses se encontraban en la playa.
Muy temprano, ella paseaba a su perro y él corría por
la orilla.
Y ella siempre lo miraba, llamaba su atención, aunque
ella no quisiera, tenía un aura que lo envolvía y a ella la llamaba, a parte de
unos ojos oscuros que parecía que te taladraban hasta el alma.
Al principio eran dos desconocidos que estaban en la
misma playa, igual que otra gente.
Pero un día sin querer su perro lo persiguió y lo
tumbó, no se dio cuenta que se iba de su lado y corría detrás de aquel hombre.
- ¡Dios, perdona! No se va nunca de mi lado y hoy
habrá pensado que podía ir detrás de ti. Espero que no te hayas hecho daño, ¿te
ayudo a levantar?
-Tranquila, no es nada.
Lo que ella no sabía es que él también la miraba, la
veía cada día, esa sonrisa que asomaba cuando jugaba con ese ¿perro?, ¡perrazo,
más bien! No había visto un perro tan grande como ese, ni tan bien educado,
hasta ese día.
No sabía si era porque se había dado la vuelta y los
estaba mirando y sonrió, que fue cuando el perro corrió hacia él, y el no supo
que hacer, así que ni se movió. Pero el perro solo se puso a dos patas y lo
lamió…era como un cachorro entusiasmado, eso si, enorme, y el perdió el
equilibrio y se cayó de culo.
Se estaba riendo con el perro cuando se acercó la
mujer y se perdió en esos ojos grandes, ella le hablaba y el no atinaba a
contestar. Cayó rendido a su mirada y su sonrisa.
Desde ese día cuando se cruzaban se saludaban tímidamente, pero no pasaban de ahí, un saludo casual, una caricia al perro, una sonrisa y un hasta pronto.
Pero una noche se encontraron fuera de esa playa,
estaban en un restaurante cada uno con sus amigos y ella se sorprendió al verlo
fuera de la playa, quedó descolocada y fue al baño.
Se sorprendió cuando alguien entro detrás de ella, era
él que venía con un brillo en los ojos que no era el de cada mañana, vio como
cerraba la puerta con pestillo y acercándose a ella le dijo:
-Si quieres que me vaya dilo ahora porque si no voy a
besarte…
Sorprendida lo miró y fue ella la que al escuchar esa
frase se envalentonó y se acercó al hombre y sin dejar de mirarlo se puso de
puntillas y lo besó…y todo explotó a su alrededor, no estaba en un baño, estaba
en el cielo viendo estrellas, ese beso fundió todos los miedos que los
llenaban.
Se separó un poco de ella y cogiéndola en brazos la
alzó a la repisa del lavabo y se arrodilló delante de ella y levantando la
falda que llevaba acercó la boca y separando la braguita empezó a lamer y
succionar, acariciando las piernas y cuando notó que empezaban a temblar lamió
más fuerte hasta que ella explotó de gusto.
Se levantó y la volvió a besar mientras desabrochaba
el cinturón y se introducía lentamente en ella, ella solo podía gemir y dejarse
llevar por el momento.
Él bombeaba sin parar mientras acariciaba los pechos
que asomaban por el escote, y los lamía y mordía.
La estaba oyendo gemir y estaba a punto de correrse porque
notaba un fuego que recorría todo su cuerpo preparando el orgasmo que preveía
sería descomunal.
Cuando ella estaba a punto se lo dijo al oído:
-Explota conmigo, no pares estoy a punto…
Y él no pudo más que obedecer y dejándose llevar por
la orden dada explotó un segundo después que ella.
Intentaban recuperar el aliento después de ese orgasmo
cuando se sonrieron al mirarse.
Con cuidado la ayudó a bajar y a recomponerse la ropa
sin dejar de besarla y mirarla, y antes de salir le preguntó:
- ¿Quieres venir a mi casa cuando acabes de cenar?
-No, no voy a acabar de cenar, si quieres…nos vamos
ahora…quiero tenerte para mi sola y con calma, mucha calma…para explorarnos sin
prisas.
Él sonrió divertido y le dijo:
-Te espero fuera en cinco minutos.
Salieron y pusieron rumbo al futuro.
Fin
